Líbano, oficialmente la República Libanesa, es un país de Oriente Próximo que limita al sur con Palestina y al norte y al este con Siria, y está bañado por el mar Mediterráneo al oeste. En las ciudades de Baalbek, Tiro y Biblos existen los templos romanos y santuarios fenicios más antiguos conservados. Posee uno de los IDH más altos de la región, siendo el 7º más alto del Mundo Árabe. Es un país influido por muchas culturas y esto se refleja en la diversidad de la arquitectura y la sociedad. En Beirut existe la influencia arquitectónica propia de países árabes, con grandes mezquitas para la población musulmana, y a la vez grandes iglesias maronitas u ortodoxas para cristianos, y rascacielos modernos.
Fue parte del Imperio otomano desde 1516 hasta 1918, cuando este se derrumbó al final de la Primera Guerra Mundial. Después, las cinco provincias que constituyen el Líbano moderno estuvieron bajo el Mandato francés. Los franceses expandieron las fronteras de la Gobernación del Monte Líbano, poblada por maronitas y drusos para incluir a más musulmanes. Líbano ganó la independencia en 1943, estableciendo un sistema político único, el Confesionalismo, un tipo de consociativismo entre comunidades religiosas. Se consideran Bechara El Khoury, primer presidente de Líbano, Riad el-Solh, primer Primer Ministro de Líbano y Emir Majid Arslan II, primer Ministro de Defensa, como los tres fundadores de la moderna República del Líbano y héroes nacionales por haber logrado la independencia. Las tropas extranjeras se retiraron completamente del país el 31 de diciembre de 1946. Hasta los años 1970, el Líbano era el centro financiero de Oriente Próximo, lo que le valió el sobrenombre de la Suiza de Oriente Próximo. Sin embargo, su importancia económica se desintegró con la terrible Guerra Civil Libanesa de 1975–1990, que destruyó un equilibrio político ejemplar. Desde 1973 es miembro de la Organización Internacional de la Francofonía.
A mediados de 2006, el país había recuperado un considerable grado de estabilidad y desarrollo, la reconstrucción de Beirut estaba casi completa y un número creciente de turistas volvía al país. Sin embargo, en el verano de 2006 se desató la Guerra del Líbano, de un mes de duración, entre el ejército de Israel y Hezbollah, que causó un gran número de bajas civiles e importantes daños en la infraestructura del país. El 14 de agosto se alcanzó un alto al fuego tras un llamamiento al fin de las hostilidades del Consejo de Seguridad de la ONU.
Desde entonces, el país vive una inestabilidad casi constante, por guerras y conflictos internos o externos (conflictos de países cercanos como Siria, Israel o Palestina). A pesar de ello, su capital Beirut vuelve a ser uno de los centros financieros, económicos y comerciales más grandes y modernos, y una de las ciudades más vanguardistas y occidentalizadas del Medio Oriente. Líbano es un país muy desigual, donde el 1% más rico posee el 40% de la riqueza.